Nuestra Misión
Existimos para hacer discípulos auténticos de Jesús que hagan discípulos a otros.
Nuestra Visión
Nos esforzamos por ser una iglesia donde la diversidad étnica y generacional, la enseñanza bíblica sólida, la comunidad y el discipulado sean visibles y medibles.
Nuestros Valores Fundamentales
1. La Verdad Bíblica en el Centro
La enseñanza bíblica es lo primero en nuestra iglesia. Estamos arraigados en una enseñanza sólida y transformadora de la Palabra de Dios—una enseñanza fiel al texto original, clara en su presentación y profundamente relevante para el oyente actual. Creemos que la Palabra de Dios tiene el poder de transformar vidas y guiar a la iglesia con verdad y sabiduría.
2. Las Personas Son lo Más Importante
La iglesia no es un edificio—son las personas. Todo lo demás son herramientas para alcanzarlas y servirlas. Como cuerpo de Cristo, estamos llamados a estar conectados, conocernos unos a otros y vivir en comunidad auténtica. Valoramos a cada individuo y creemos que las relaciones personales saludables son esenciales para el crecimiento espiritual y el sentido de pertenencia.
3. Multiplicamos Discípulos
Estamos aquí para hacer discípulos que hagan discípulos. Esto implica entender claramente qué define a un verdadero seguidor de Jesús y desarrollar sistemas y procesos intencionales para formarlos y enviarlos. El discipulado no es un programa—es un movimiento. Nuestro llamado es ser parte de una generación multiplicadora de discípulos que viven con propósito.
4. Buscamos la Excelencia
Todo lo que hacemos es para el Señor—por eso le damos lo mejor. Rechazamos la mediocridad, el conformismo y la pereza. La excelencia no se trata de perfección, sino de intención, esfuerzo e integridad. No ofreceremos a Dios algo que no nos cueste; más bien, le entregamos lo mejor de nuestro tiempo, talentos y corazón.
5. Impulsamos a la Nueva Generación
A veces es difícil entender a otra generación—pero imagina lo que podría pasar si elegimos escuchar, aprender e invertir en ellos. Estamos comprometidos a equipar y empoderar a la próxima generación de hacedores de discípulos, ayudándoles a descubrir su llamado, crecer en su fe y liderar con confianza.
6. Celebramos con Alegría
El ministerio es algo serio—pero no tiene por qué ser aburrido. Creemos que el gozo es un testimonio poderoso de nuestra fe y un reflejo de la bondad de Dios. Por eso, intencionalmente incorporamos diversión, risa y celebración en todo lo que hacemos. Servir a Dios es un gran privilegio—¡y nos encanta hacerlo con alegría!